Un email de Elsa Pataky le cambió la vida a Sergio Perera en 2014. “Decía que a Chris [el actor Chris Hemsworth, casado con la actriz española desde 2010] le hacía falta un cocinero que tuviese experiencia no solo en alta cocina, también en nutrición. Y le dije: ‘Pues nada, yo encantado de ayudarle”, recuerda casi una década en una conversación con EL PAÍS. El recado era claro: en seis semanas el cuerpo del intérprete australiano tenía que convertirse en el de Thor, el mismísimo dios del trueno, para comenzar el rodaje de una de las películas de superhéroes de Marvel. En ese mes y medio, Perera salvó a Hemsworth de la tradicional pero tediosa dieta de arroz y pollo y le enseñó a crecer sin sacrificar el sabor o la emoción, según explica el chef en la web de Centr, la empresa de fitness del actor: “Nunca fue un fanático de los mariscos, siempre fue un gran consumidor de carne, pero creo que era porque nunca experimentó realmente el marisco fresco. Todo lo que compro siempre está recién capturado. Le he mostrado tantos tipos diferentes de marisco que nunca le habían gustado y ahora le encantan”.
Perera, de 45 años, dejó su Zaragoza natal a los 18 para mudarse a San Sebastián, donde trabajó una temporada en el restaurante de Juan Mari Arzak. También ha pasado por las cocinas de Mugaritz y de elBulli, donde se hizo buen amigo de Albert Adrià. Tanto, que le siguió cuando este dejó el restaurante de su hermano Ferran y abrió Tickets, en Barcelona. Pero al final él también tomó su propio rumbo y se fue a Estados Unidos con la intención de abrir un restaurante. “Las cosas no pasaron como debían pasar, pero conocí a un cocinero que me contó que cocinaba como chef privado para actores. Yo no sabía que era posible”, confiesa. Enseguida comprobó que sí. Su primer cliente fue Tom Cruise, para quien acabó trabajando de casualidad, después de que su anterior chef tuviese una emergencia y Perera se encargara de cubrirlo. Y le siguieron otras estrellas como Leonardo DiCaprio, pero el encargo que le cambió la vida fue el de Elsa Pataky. “Empecé a trabajar con Chris y nos hicimos bastante amigos. A Elsa ya la conocía de Los Ángeles, por un cliente anterior, y al final me quedé con ellos una temporada”, explica el cocinero. Y hasta ahora. “En 2016 Chris quería irse de California y volver a Australia. Yo no tenía intención de mudarme, sino de volver a España para trabajar con Albert en unos proyectos. Pero me fui con ellos”, relata por teléfono desde Byron Bay, el pequeño municipio de la costa australiana que desde entonces se ha convertido en su hogar.
Cocinar para Chris Hemsworth le abrió las puertas para darse a conocer entre sus compañeros de reparto. “Cuando trabajaba en Los Vengadores formamos una pequeña cocina fuera del estudio donde se rodaban las películas y cocinaba para todos, para Chris Evans [que interpreta a Capitán América], para Robert Downey Jr [Iron Man]…”, recuerda. También se ha hecho un hueco entre su familia: “Ahora que él ha decidido tomar un poco de descanso de la interpretación, he estado ayudando a su hermano Liam [también actor], que sigue trabajando”, confirma el chef.
La buena fama que Perera se ha labrado entre los famosos tiene mucho que ver con sus raíces españolas. Estas se intuyen en un acento zaragozano que no logra disimular a pesar de los años que lleva lejos de sus orígenes, pero sobre todo se notan en sus platos. “En California les encanta la cocina mediterránea. Les fascina la cocina española, la italiana, todo lo que es cocinar con aceite de oliva, con verduras, pescado y carne frescos. Yo sigo cocinando igual que cuando tenía 18 años, nunca utilizo nada de mantequilla, solo aceite de oliva, y me relaciono con productores que tienen todo fresco porque en California, como en Australia, el producto es muy bueno”, garantiza el chef.
El toque extra que hace que actores de la talla de Chris Hemsworth se nieguen a dejarlo escapar es ese algo diferencial que aprendió de su amigo catalán. “Albert Adrià me enseñó a entender la ciencia que es parte de la cocina, a tener conocimiento de cómo utilizar una zanahoria mejor de lo que es simplemente cocinarla, utilizarla de una manera que no es normal. La mayoría de lo que aprendí en España, con Albert o en Mugaritz, son cosas que muchos cocineros no han tenido la oportunidad de aprender y eso me lo llevé conmigo”, razona. Y aunque entre el dios del trueno y el genio de los fogones se decantase por el primero, sigue manteniendo el contacto con el chef. La última vez que se vieron fue en 2022, durante un regreso a España que Perera aprovechó para cenar en Enigma, el actual restaurante que Adrià tiene en Barcelona. “Fue el que me enseñó todo. Es una persona increíble y le quiero mucho”, reconoce.
Después de la pandemia y la huelga de actores, con su consecuente parón en el sector de la interpretación y, por tanto, en la demanda de los servicios de Perera, el zaragozano ha decidido ampliar horizontes. Entre sus proyectos más recientes está Vivaant, una agencia que ha creado junto a su mujer, la directora creativa Tessa Law, para moldear a la nueva generación de chefs privados como él. “Estoy formando en Sídney a un equipo de cocineros para que puedan trabajar con actores, músicos, atletas, políticos… Gente que necesita ―y puede permitirse― no solo la experiencia de cocina de alto nivel, sino también ayuda con la nutrición”, explica. Ha empezado con un grupo de 10 cocineros de diferentes partes del mundo (Australia, Europa, Japón) que “han trabajado en restaurantes increíbles, pero ahora, con todo lo que ha cambiado el mundo de la hostelería, buscan reinventarse”. Además, se encuentra inmerso en la escritura de su primer libro de cocina, cuya publicación prevé para mayo de 2024. “Recogerá recetas de España, París, Japón, Estados Unidos, Australia… y son recetas simples, pero cada una tendrá una historia de lo que he aprendido durante los 26 años que he estado cocinando”, anticipa.
Su sueño de abrir su propio restaurante aún no se ha cumplido, pero no lo deja de lado. “Algún día me gustaría abrir algo en Australia o en España, pero esos son planes que ahora mismo no tengo”, admite. Tampoco descarta la televisión, después de participar como invitado en la última edición de MasterChef Australia. “Me interesa mucho la idea de hacer un programa en el que poder viajar y conocer a los cocineros que están cambiando el mundo de la gastronomía, aprender de las nuevas modas y de las técnicas de cocina antiguas”, propone. Para probar sus platos sin contratarlo como chef privado, de momento, hay que conformarse con las colaboraciones a cuatro manos que ha empezado a hacer en restaurantes australianos, como el del Hotel Clicquot, y que, si todo va bien, planea realizar también en Singapur o Barcelona. “Tengo a mi mujer aquí [en Australia], tengo una vida aquí, pero siempre voy a volver a España. Para mí es mi tierra, mi sangre”, reconoce. La atracción que Perera siente hacia España es tan fuerte como la que Thor ejerce en su martillo, pero al final siempre hay algún superhéroe, o una muy buena oferta, capaz de romperla.
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